lunes, 9 de abril de 2012

La óreo soberbia

Siempre he escrito. Desde que aprendí el abecedario comencé a componer poemas y cuentos cortos que recopilaba en folios mal encuadernados llenos de mi caligrafía cursiva y mis dibujos rayoneados. Tenía mis libros ilustrados, para que se me entienda. Hacia los once años más o menos tenía una cantidad considerable de material escrito y comencé a desarrollar lo que he llamado 'La óreo soberbia', un movimiento constante de vida que oscila entre las galletas insípidas y la crema exquisita del medio. Así, una óreo soberbia consiste en sentirse soso, poco talentoso y desconsolado con el vacío existencial de ser un individuo ordinario, para luego tener breves momentos de un delirio de grandeza digno de Napoleón seguidos de, de nuevo, ratos de miseria total. En los momentos 'crema'yo solía imaginarme firmando libros para otros niños condescendientemente en la feria del libro de mi ciudad. Esa era mi idea de éxito literario y mayor aspiración como escritora: vivir esa mezcla entre ternura y desprecio que da la suficiencia. Por esa época me había dado por escribir dizque mitos, probablemente porque en el colegio andábamos con el tema, así que me la pasaba inventando cosas como el origen de el arcoíris -si mal no recuerdo, proveniente de las flores estampadas en un mantel que al ser sacudido se iban a adornar el cielo con sus colores-. Creía que mi libro de mitos sería famoso, y no veía razón alguna por la cual estudiar los mitos de las culturas antiguas sería un trabajo más respetable o necesario que el de leer mis historias. Sería una niña escribiendo libros para niños, una cuasi adulta que desde su madurez veía el desarrollo incipiente de mis congéneres. Por supuesto, los momentos 'crema' terminaban en un parpadeo, cuando me percataba que seguía alli, enrollada debajo de mi escritorio, escribiendo lejos de los aplausos.
Me parece que aun mi vida transcurre por ratos en óreos soberbias, con la diferencia de que ahora en mis momentos 'crema' el delirio va de que soy una niña jugando en la arenera o jugando entre las flores. La galleta comienza cuando veo que estoy en el el ordenador escribiendo, que estoy ya grande y que el tiempo pasa con sus segundos sin retorno. Cuando chica quería ser adulta escritora, ahora quiero de nuevo ser chica, no parece que haya conexión entre la galleta y la crema, no hay manera de ganarle a la óreo soberbia. La buena cosa es que ya he dejado de comerme las óreo separando la crema de las galletas,poniendo atención exclusiva a las unas o a la otra. Un vaso de leche me ha remediado la cosa. Soy la crema y las galletas sumergidas en el líquido blanco que es el tiempo, que todo lo banaliza. Soy la niña y soy la escritora loca y soy en cuclillas sintiendo la arena en mis pies a la vez que soy golpeando estas teclas con mis dedos, soy la vida surreal y también la concreta y sobre todo, al mismo tiempo, no soy ninguna de las anteriores.

2 comentarios:

  1. Tu mundo interior y tu capacidad para ponerlo en palabras escritas me fascinan.

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    1. Mi mundo interior, que es muy de interiores, se impulsa en estos comentarios para ir saliendo a pasear de cuando en cuando. ¡Gracias!

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