sábado, 31 de diciembre de 2011

Si yo fuera Fuego

Si yo fuera fuego crepitaría en la madera haciendo 'crack-crack' ante los oídos atentos que se sorprendieran con cada crujido, o me deslizaría como llama azul imitando al mar sin tocarlo. También podría -y sería feliz en esta labor- calentar corazones fríos, entibiar personas desde adentro abrigándolas despacito, sigilosamente, hasta que sin darse cuenta les queme el espíritu de pasión incontenible y lleguen a amar sin límites y con coraje. Abrasaría y abrazaría de corazón a corazón, fundiendo las almas en una sola: en la mía.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Corazón dibujado

Sentados, desnudos, uno frente al otro. Se miraron los cuerpos y las almas vulnerables al frío. De cerca los ojos, cada pestaña, cada poro. Tomaron lápiz y papel y comenzaron a dibujar. Los dos con detalle y entrega, plasmaban sus corazones. Él pinto el corazón de ella lleno de habitáculos y lugares maravillosos. Se dibujó a sí mismo en un rincón y ella se conmovió tanto que en su corazón verdadero ese espacio se amplió, se dilató y creció. Lloró entonces, con el alma arrugada de belleza y de amor. Muchos años después aun llora porque aunque él ya no está, aunque ya no estén, aunque ninguno de los dos quiera o hubiese pensado siquiera que esto sería así, ese espacio se mantiene casi intacto dentro, tal como fué dibujado entonces pero más grande, sagrado e intocable.

Luces

Salieron de la tetería en el barrio gótico que él no conocía y que lo maravilló hasta el éxtasis. Dos buenos amigos relatando sus mundos internos en la semi-penumbra de una ciudad que no era la de ninguno de los dos. Al salir, sus almas infantiles se encontraron titilando al ritmo de las luces navideñas que en cada uno suscitaban recuerdos diferentes pero el mismo entusiasmo alegre que casi los llevaba a las lágrimas. Él le pidió a ella que se subiera a un andén para abrazarla en igualdad de condiciones. Rieron, y ya en estaturas menos dispares se despidieron agradeciéndose mutuamente haberse conocido, y venerando cualquier fuerza universal responsable por la combinación de circunstancias que les permitió encontrarse y separarse ahora más llenos. Sin saber si se volverían a ver alguna vez, al menos les quedó el amor compartido y el recuerdo colorido y poético de esa tarde para poder visitarlo cuando la nostalgia y la distancia exijan un reencuentro.

Importancia Personal

¿Para qué todo? ¿Para qué la escritura? ¿Para qué los amores? ¿Para qué el llanto, las deliberaciones, el quebranto? ¿Para qué todas las cosas que hago? ¿lo que he ambicionado, lo que amo, lo que he creído que soy? ¿Para qué la vida si no para darla a otros, para ofrecerla en colaboración con lo desconocido y lo incomprensible?

Descanso

Mango con sal, agua fresca, olor a cacao verde en la rama. Un aguilucho chilla el atardecer húmedo y caluroso. Sólo me hace falta un trozo de coco acaramelado con panela para endulzar el balanceo cadencioso de mi hamaca y entregarme al cielo en que aparecen una a una las estrellas.

Aroma

Tengo el olor de tu piel impreso en mis dedos desde que te di esa última caricia hace ya días. ¿Cómo es posible que se mantenga aún? Quizá entre los pliegues de mis yemas se ha quedado el almizcle y cuando lo percibo, mi mente se traslada a ese momento en que con ojos cerrados dejaste tu mejilla acunarse sobre mi palma. Era como si perteneciera allí, como si mis manos fueran su hogar, como si allí en ese instante estuvieras en casa.
Bajo la luz de este recuerdo toma sentido que tras los días retenga el aroma a ti. Ahora lo entiendo: todo hogar huele a su dueño.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Respirar

Abrir las costillas. Crecer. Expandirse. Esponjosidad. Volver a cerrar. Entumecerse. Recojerse. Retraerse. Uva pasa. El ácido que me corroe desde el centro encuentra su espacio. Se acomoda. Se moldea. Ya no estorba, no calcina. Plenitud. Dolor a fondo. Realidad.

Leer(me)

Leo las cosas que escribe Victoria Blanco, esa otra mujer, y me la imagino sentada en su porche con una manta blanca encima para guarecesrse del frío invernal. Me la imagino en otros reinos, otros ámbitos, una mujer con la forma de un corazón descarnado a veces, otras veces con la forma de una puerta inmensa o de un pez color naranja que agita la cola rápido o de una barita mágica. Yendo a través de sus textos siento un amor por ella que se me va despetalando como rosa de días. Entonces le quiero agradecer a la escritora por el bien que me hace, por ayudarme a vivir cuando creo que no puedo, por ayudarme a morir cuando siento que debo, por ser el renacimiento de todo lo que en mí está estancado o tuerto.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Swing

Bailando Swing hay mujeres que lucen como si fuesen doradas y emanaran tal luz, que el hombre que las lleva se hace invisible. No importa qué hombre sea, ellas siempre brillan por encima de él, o acaso le hacen brillar con sus destellos caritativos. Pareciera que gozaran, que disfrutaran la danza, que fueran joyas o animales exóticos. Yo en cambio, no veo la danza exactamente como un placer ni como un gozo, pero me hace feliz, tanto que creo que más que serpiente parezco una chispa, cáustica y traviesa, saltando por encima del refresco gaseoso. Sin seducción, más niña que mujer, completamente pueril ¡soy pura alegría!

lunes, 5 de diciembre de 2011

Exilio

La mayoría de la gente no sabía dónde quedaba el país del que venía. Su acento era claramente soviético, pero la Europa del este siempre fue un misterio para los habitantes de este lado de los Pirineos. Ganaba su dinero honradamente haciendo la limpieza en casas ajenas y cuidando niños mestizos, que no caucásicos, como ella. Esto lo sabía bien porque en su país era maestra de escuela, una de las buenas. Mujer culta, sabía de todo un poco; cuando las personas que contrataban sus servicios se dejaban atrapar por su búsqueda de conversación intelectual, pronto se avergonzaban de su poca cultura general. Algunos incluso compensaban por ello recalcándole su pobre castellano o su avanzada edad.
Era viuda y protestante fundamentalista -en sus propias palabras-, y a veces se entristecía mientras limpiaba alguna bañera antigua ya amarillenta, recordando aquellas en que su madre la sumergía hacía ya tantísimos años. Se le escurrían las lágrimas en silencio al ver que su nostalgia de patria estaba tan curtida como la superficie que fregaba y que no había lejía que sacara la mancha que dejan en el alma los años de exilio.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Nubes y Koalas

Los koalas son nubes negras que se cansaron de llover y decidieron volverse oso para dormir todo el día abrazadas a las ramas de árboles altos. Así lo designaron cuando se aburrieron de que las personas bajo ellas denigraran del agua que rociaban y se pusieran siempre de mal humor al escuchar las gotas caer sobre el asfalto. Pidieron entonces que se cambiara su destino y los dioses, piadosos, lo concedieron. De esta manera, cuando antes una nube trocaba un día bueno en uno malo, una vez convertida en koala puede cambiar un día malo en uno bueno. Está científicamente medido y divinamente garantizado que no hay quien pueda resistir la sonrisa frente a la perezosa figura de un koala que se aferra a la vegetación.

Mar

Voy a decir lo que verdaderamente pienso del mar: que es feo. Un montón de agua revolcada. ¿Qué tiene de bonito eso? Y el sabor que tiene, y el olor a pescado… Ya sé que todo el mundo considera el mar hermoso, digno de eterna contemplación, y que de hecho es un paradigma de la belleza. Para mí no, al menos no en su extensión turquesa y sinuosa. A mí lo que me hace realmente admirarlo es imaginarme a Medea inerte, siendo balanceada repetidamente contra la arena en la orilla.
Así soy con todo. Sólo la muerte le da belleza a las cosas ordinarias.

jueves, 1 de diciembre de 2011

No me leas

No quiero que me leas porque no quiero que escuches lo que tengo que decir. He lavado ya las calles de la ciudad con la punzada envenenada. Te he metido, te he sacado, te he mirado, te he ignorado pero aún sigues prendido y doliendo. ¿cómo te sano? ¿cuándo dejarás de matarme la sonrisa? No puedo escribir mi novela porque tengo la pluma congelada en tu tiempo que es viejo y ya ha pasado.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Cíclope

El Mundo de Dentro, tan acogedor y pleno de finos matices, se vio irrumpido con violencia cuando abrió los ojos: Imprevistamente se encontró frente a un cíclope que al alejarse lentamente se fue convirtiendo en mujer.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Prioridades

Haya tal vez errores terribles que he cometido en mi vida por la falta de reconocimiento de la elasticidad y fuerza de mi miocardio. Explícome: Escuchaba ayer la historia de un hombre que su propio corazón había roto en pos de unos ideales tales y cuales sobre cómo vivir la vida suya, que suya era y no de otros y en esta reivindicación se ha pasado su tiempo. También la historia de una aguerrida mujer que amole con una incondicionalidad no correspondida y dolorosísima tipo hierro de campana. Como eran la misma, ambas historias, llena me vi de una tristeza perpetua que a sacudirse se niega y sigue hoy aferrada a las membranas mucosas de mi estómago nutriéndome con su azul oscuro.
La narración era de una belleza indecible, pero la tristeza me llegó cuando escuchándole al hombre reparé en que de la misma herencia que él soy, y me sentí de repente ¡tan aterradoramente equivocada! ¡Vanidosa, dura, fatua! Quise algunos litros lacrimógenos desparramar sobre el martillo con el que he ido siempre quebrando mi propio centro en la mareada y torpe carrera que llevo para tocar la realidad en su pura vena. Desolada estaba, no porque el hombre y yo hiciéramos un poco lo mismo, sino porque clara era la diferencia en la calidad de su tejido cardiaco y del mío. A diferencia del suyo, el mío débil es y se despedaza desgarrándose tras cada detonación, casi imposible de volver a coser. Mi musculatura cardíaca -y entender esto ya más me vale- es frágil y necesita ser cuidada con amor blanca nieves o bella durmiente. Puede que el hombre esté correcto en su quehacer porque su corazón es animal de estepa. El mío sin embargo es quizá más parecido al de la mujer en la historia, y sea tal vez lirón que quiere hacerse nidito y donde es calientito aprender a quedarse sin tener que enredarse en las prioridades basadas en ideologías que, al final, son todas ilusas y se desploman falsas revelando la ingenuidad de mis sacrificios que sin saber unir, siempre desintegran.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Si yo fuera Aire

Si yo fuera aire me escurriría entornada entre las ramas de los árboles silbando secretos. Me estrellaría contra las ventanas haciéndolas tronar en las noches sin tempestad. Mecería los barcos creando sinfonías metálicas con los cabos sueltos de todas partes y llevaría olores de un sitio a otro: a hierba recién cortada, a lavanda, a casa habitada. Si yo fuera aire haría ruido y estaría perfumada para poder ser notada, pero también a veces soplaría suave e imperceptiblemente, y en vez de ser observada observaría el mundo moverse a través de mí, de la atmósfera omnipresente que soy.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Luz y Polvo

A sus 10 años tenía una sensibilidad delicada y silenciosa. Había encontrado ciertas rarezas maravillosas en diferentes rincones de su casa; entre ellas, un lugar cerca a la ventana del comedor por donde entraba como cascada el resplandor potente de la tarde. Frente al haz de luz podía sentarse por horas a ver las partículas de polvo flotar lentamente como si fuesen el tiempo mismo detenido; los segundos, los minutos navegando lentamente en el espacio. Con su corta edad parecía entonces milenario, contando el tiempo ingrávido e iluminado por el halo solar blanquecino.

sábado, 19 de noviembre de 2011

3

Victoria Blanco nació una madrugada de luna llena a las 6. En el instante exacto en que batallaba para escurrirse por la vagina de su madre, el Sol salía por el este y la Luna se ponía por el oeste, momento de esplendor extático en que que el cielo ni oscuro ni claro, era ambos. Entonces fueron 3: la Luna, el Sol, y Victoria; la madre, el padre, y Victoria; la vida, la muerte, y Victoria; el día, la noche y Victoria.
En toda bifurcación, Victoria toma siempre los 2 caminos, pues si bien ceñirse a 1 sería valiente y corajudo, ser bañada por los 2 cuerpos celestes alineados en oposición es más fuerte. No sabe elegir una cosa sin negar la otra: la feminidad sin negar lo masculino, las tinieblas sin cerrar la luz, lo pasivo sin matar lo agresivo. Tampoco sabe tomar una cosa sin soltar la otra: una ilusión por otra, una carrera por otra, una pasión por otra, un amor por otro. Así, siempre está triangulada, porque nació a las 6, 3 más 3, siendo el 3 entre los romances quebrados; y cuando sólo hay 1 u 2, buscará obsesivamente sumar para encontrar la belleza celeste del 3.

jueves, 17 de noviembre de 2011

¡Cinismo ya!

Me pasa que cuando escribo por la mera inspiración de ver algo ajeno que me toca en algún sitio, el simple hecho de ponerle mis palabras basta para que me apropie yo de la cosa. Entonces comienza la especie de esquizofrenia esta en que ya no sé qué hace parte de mi vida y qué no, y los recuerdos de cosas que jamás me han pasado se me hacen vívidos,obvios y coherentes. Mi vida, entonces, termina siendo increíblemente intensa aunque no pase nada, aunque esté todo el día frente al ordenador o como una abuelita en la mecedora con el gato en las piernas.
Lo divertido es que a mí se me hace evidente por efecto de la escritura, pero esto es algo que está en la experiencia de la conciencia ineludiblemente, que no sabemos mucho cuáles son los límites de la vida, de la realidad y de la fantasía. No puedo dejar de sentirme bastante tonta y hasta patética de cara a esto cuando me preocupo por el porvenir, o incluso por el mismo instante. Si todo es una ilusión, ¡seamos cínicos! ¡absoluta y descaradamente cínicos, por favor!

lunes, 14 de noviembre de 2011

Rastro

Entre mis cosas voy encontrando trazas del día que pasamos juntos bajo el sol y la luna decreciente. Una cuerda con la que ató mi bota suelta, un pedazo de cinta siliconada repara-todo, vestigios de tinta verde en mis dedos. Al verlas me nace una especie de amor que me hace querer besarlas o ponerlas entre mis manos cóncavas como si fueran pajaritos débiles. Es una sensación agridulce porque al final no es a ellas sino a él a quien quiero mimar, y en su ausencia mis labios, sin más remedio, buscan su rastro.

martes, 8 de noviembre de 2011

Dolor

Tengo las manos manchadas. Creía que era por la hemorragia que te había causado al herirte, pero ahora veo que es mi propia sangre.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Diana

Diana es esta mujer maravillosa que a sus 40 años mantiene una perfecta forma y un espíritu prodigioso. Hablar con ella es como sumergirnos juntas con ojos cerrados en hondonadas pantanosas, con una complicidad que avanza ciega pero deleitada. Me fascina su conversación culta pero flexible e ingeniosa que permite también la banalidad y el sentido del humor. Es una delicia la manera como usa el lenguaje, me relamo en la exquisitez de sentirme entendida e identificada en las sutilezas y las nimiedades.
Pero sobre todo, valoro la sensación aterciopelada que me eriza los pelos cuando veo que alguien más entiende cómo es eso de entrar en la más absoluta melancolía y el sinsentido, de sentirse pesada e inútil para la vida y luego, así no más, recobrar el alma por el simple motivo de ver papel vegetal de colores, telas japonesas con estampados brillantes o lucecitas que titilan.
Es complacida con cosas como este tejido que urdimos juntas, que puedo comenzar a reconciliarme con el género humano.

Abrazo hueco

Hay días en que me encuentro extrañándote, echando en falta las cosas más insignificantes y absurdas. Por ejemplo, estar tumbada leyendo y escuchar que enciendes la ducha y el agua cae, se va por el drenaje y el vapor empaña las ventanas. O extraño tomar el té en silencio en el sofá, desconectados cada uno en su ordenador, y de repente verte reír solo a carcajadas. Me hace falta cuando me llamabas nombres raros y tiernos, o cantar hasta marearte, o tu felicidad inaudita cuando te batía la cola imitando a tu perro, o soñar contigo y despertarte agradeciéndote con besos y sonrisas, en vez de levantarme amarga cuando apareces en mi mundo onírico.
En estos días llego incluso a extrañar la soledad de cuando te ibas, porque era distinta a esta que duele tanto y está, como decía Benedetti, tan concurrida.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Micro- relato

Hay cosas que en su momento habrían dado para un relato largo pero que con el tiempo, pasada la efervescencia, ya no llegan ni a un micro-relato, porque han pasado del amor a la rabia, de la rabia al miedo, y del miedo al olvido que las barre como hojas secas. Así mismo, las cosas de las que hoy escribo relatos -y en extrapolación mi vida entera-, todo aquello a lo que doy importancia o que vivo como si fuera absoluto, también se irá archivando y llegará a ser tan indiferente como un aire que no silba. Paso, igualmente, y siento nostalgia de mi propia vida cuando ya hayan transcurrido años de que muera.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Tesoro

Cuando era pequeña tenía una cajita donde guardaba tesoros. Siempre iba caminando mirando al suelo, buscando cualquier cosa digna de ser guardada. Entre los objetos adquiridos se encontraban: Un botón blancuzco de un centímetro de diámetro, un pedazo de malla de asbesto cuyas uniones soldadas me parecían preciosas, un trozo de vidrio azul (probablemente de una botella de perfume, imaginaba yo, aunque ahora lo creo improbable), una cuenta iridiscente que debía haber pertenecido a un pendiente, y un pedazo de bluetag verde.
Un día le enseñé a otra niña mis tesoros y ella, retorciendo la cara con el más alto desprecio, me preguntó que si mi mamá me permitía guardar basura.
Cerré mi mano y guardé mi cajita nuevamente sin responder, sintiéndome incomprendida y preguntándome triste qué podría pasarle a esa niña para no darse cuenta de lo magnífica que era mi colección. Quise incluso ofrecerle el pedazo de vidrio azul, mi gran favorito, para sanar su alma rota, pero me dio vergüenza.
Volví a casa y escondí mi cajita en el fondo del cajón de mi nochero. No creía que mi mamá fuera a despreciarla, pero preferí no arriesgarme. Siempre me aferré a las cosas bonitas.

martes, 1 de noviembre de 2011

A veces me enamoro

A veces me enamoro frívola y poderosa, a veces tierna y taimada. A veces me enamoro de muerte y arrastro pesada oscuridad, a veces de manera ligera e incauta, casi frugal. Me enamoro de mí misma y quien soy en el amor, o de él absolutamente y me olvido de mí. A veces soy láctea mujer, suave, balsámica, cremosa. Ayer en cambio era desastrosa, voluptuosa, descarnada, sanguínea. A veces me enamoro obsesiva, a veces desapegada, o me enamoro platónica, o mágica, o sensual y me vacío en el otro y me vuelvo a llenar. A veces me enamoro de hombres que no conozco, o varias veces del mismo hombre o de varios hombres al tiempo por lo general. A veces tengo el corazón tan seco y cerrado que no puedo amar ni al sol, y a veces lo tengo tan grande, tan rojo, tan libre, que ya no hay hombres ni mujeres ni dios, y amo al mundo y ya no soy.

lunes, 31 de octubre de 2011

domingo, 30 de octubre de 2011

‘Cuerpo’

Siento lástima de mi cuerpo, tan relegado. Hubo un día en que sentí tanta pena por él, que lo unté de miel de arriba abajo y lo besé diciéndole cosas bonitas con voz pegajosa. Me enamoré un poco de mi piel y mis extremidades entonces, pero pronto las abandoné de nuevo. Pobre cuerpo paria.
Que el cuerpo es una funda de piel rellena de órganos, músculos, nervios y huesos. Que el cuerpo es el vehículo de la experiencia orgánica. Que el cuerpo es tal o cual cosa, vive diciendo la gente, como si se pudiera hablar del cuerpo o se pudiera saber lo que es a través de sus definiciones o de las láminas de medicina. Yo quisiera comprenderlo mejor, pero lo único que entiendo es que mi cuerpo es un extraño, que pertenece al dominio del inconsciente, de lo innombrable.
Yo lo que sé es que el cuerpo no es un medio -en eso están equivocados- sino la experiencia misma. No es un instrumento para vivir, es la vida encarnada; la savia, no el xilema. Es lo más concreto, lo más real, lo más tangible; tanto, que para contenerlo no hay palabras. Tal vez haya movimientos, danza, baile, espasmo, temblor. Si es así, la palabra ‘cuerpo’ sólo podrá ser danzada para ser aprendida y mientras no la bailemos, seremos ignorantes.

Astronomía

Se encontraron en un bar del centro. Olía a churro quemado y a cine independiente.
Él llevaba una rosa roja. Ella un mapa de las estrellas del día en que él le enseñó las constelaciones antes de hacer el amor bajo el cielo nocturno, sobre el pasto húmedo.
-Usted es una mujer para el amor, pero tiene el corazón roto y está metida en muchos líos, y yo estoy jodido- Le dijo mirándola con ojos de almendra.
Años después ella se enteró que él se casaba. Se apagaron todas las luces en ese cielo estrellado de hace tiempo.

sábado, 29 de octubre de 2011

Arcáica afección

Recién nacida, quería vomitar hasta morir toda su rabia y el aborrecimiento que sentía por el mundo. Actuaba sabiamente desde su necesidad profunda, pero los adultos lo vieron mal así que la pincharon, la desertaron, la cortaron, la sellaron, la irrespetaron, la entubaron, la revivieron, la cauterizaron, la abandonaron, la anestesiaron, la forzaron, la hurgaron, la ignoraron, la condenaron. La marca de la obligación y la violencia quedó en su cuerpo, la prohibición de la ira y el odio, en su alma.
Fue desde entonces monstruosa y lúgubre, buscando el derecho a la muerte que le fue arrebatado, para poder conseguir el permiso a la vida.

jueves, 27 de octubre de 2011

Luna

Siendo luna estaba lejos, triste porque era nueva y había demasiado silencio.

Si yo fuera Agua

Si yo fuera agua sería lago. No sería río que fluye rápido, ni mar inmenso y poderoso. Tampoco sería pozo servicial y oscuro, ni sería represa contenida. Sería lago, verde y llano, espejo del mundo afuera. Todo aquel que a mí se acercara, vería su imagen nítida al verme y así llegaría a mis entrañas llenas de algas, de piedras y de peces.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Cielo abierto

Sentada frente al mar de otoño con mis pies sepultados en la arena, escribo. La luna está traslucida cuando aún es de día y la luz clara se refleja sobre las cosas dejándome ver. El mar está dócil y parece una llanura azul sobre la que casi esperarías ver pastar manadas de bisontes purpúreos, pero en cambio, sólo se ve a lo lejos un velero blanco que parece deslizarse sobre la superficie sólida.
Veo el cielo abierto y los rastros de Darío comienzan a poblar esta playa desierta que caminamos juntos mientras yo le daba lecciones de vuelo fallidas. Siguiendo las huellas en la arena, voy recordando cómo ilusa creí que desarrollaría alas y lo subí conmigo en los vientos fuertes más allá de las nubes, y recuerdo también aquel día en que me di cuenta que ese hombre no aprendería a volar. Estábamos en medio cielo y el desencanto me rasgó el enamoramiento. Descuidada, lo solté en una corriente alta y vi su caída libre cortando el éter, su estrellarse y romperse en fragmentos luego.
Me doy pena y repulsión, francamente, por tan implacable, tan fría y tan mierda que fui. Siento que merezco estar aquí sola, acumulando sal en la piel y volviéndome roca sin darme cuenta. Sin embargo, de cara al firmamento diáfano también me reivindico, porque en toda honestidad, de corazón, me es absolutamente imposible realmente amar a un hombre que no sepa volar.

Penumbra

El frío del suelo en su costado derecho. La mejilla congelada, plana sobre la superficie uniforme y maderada. Junto a ella la mano reposaba lánguida, inerte, semi-abierta. Encendió una luz mortecina, pero la apagó en seguida para poder apreciar mejor la belleza que había en el asco repugnante y el desprecio que sentía. Percibió sus formas torneadas o puntiagudas, sus olores simultáneamente nauseabundos y aletargantes, su textura pegajosa de alquitrán. Con los ojos abiertos en la penumbra, palpó sus propias hostilidades y las acarició dulcemente tras las horas, en un arrullo que la absolvió suave y la entregó al sueño.

sábado, 22 de octubre de 2011

Mariposas

Estuvieron pasándose una legión de mariposas de boca a boca toda la noche. Tal fue el tránsito que al final no se sabía cuáles eran de quién, dónde estaban las de ella, los parajes de las de él. Tantas mariposas desorientadas y aturdidas terminó albergando ella, que pronto el aleteo pudo más que la gravedad. Elevada sobre el suelo y sonriendo el cosquilleo que le generaba el ajetreo, se miró los pies flotando y se preguntó: ¿Pero dónde están mis zapatos?

miércoles, 19 de octubre de 2011

Haikú

Le habló sobre los japoneses. Le contó la historia de cuando ese primer amor le regaló el libro de Mishima y le narró el subsecuente camino de pasiones que eventualmente terminó en Murakami y en la exquisita Shônagon. Con creciente exaltación le relató la belleza de los paisajes de Bashô y Chiyo-Ni, llenos de ranas, lluvias y pétalos de flor cerezo que jamás había visto, pero imaginaba como algo sublime, rosa y algodonado, tan delicado como la existencia misma.
Días después llegó un haikú por correo. Tenía título.
¡Cuánta tristeza!

lunes, 17 de octubre de 2011

Silencios Breves

Entrepalabraypalabrasiemprehayunsilenciotransitorio,unapausadiminutaqueseparaydotadesentido.Cuandohablamos,perotambiéncuandoleemosparanosotrosmismos,usamosesospequeñosespaciossordospararespirar,paraentretenerloexpresadoyrecaptarqueahíestamos,leyendo,aúnvivosyenelmundo.Ellectoroelhablantereflexiona,aunqueavecesinadvertidamente,sobresunaturalezadehumanolenguajeanteconcadabocanadaaliniciooalfinaldeunaráfagadepalabras.Elsilencioefímerointerlingüístico,bondadoso,nosregalaconcienciadenuestrapropiaexistenciaynuestracualidadmortal,perotieneaúnotravirtudmáselevada.Elsilencioesamanteincondicionaldecadacosadelmundoquelalenguanosrevela,cadaestado,cadaser,cadablasfemia.Noimportalapalabraqueloprecedaolosiga,élpermanecesiempreamparandolonombradoindiscriminadamente.Está,detrásdepalabrassoecescomoMinistro,ChurrascoyEncarnación,oviéndosedisminuidoantepalabrasdelcalibredeMaleta,DiluiryAntílope,sedeslumbraantelaeleganciadeGato,ZancadayBelladona,ypermiteestoicoaCadáver,Purgatorio,SeboyTornillo.
En esos silencios breves, se esconde lo mejor de lo que somos.

domingo, 16 de octubre de 2011

Ambigüedad

Quiero mentirte, pero no quiero mentirte: Para ser uno mismo sin recato es necesario disociarse, porque a veces serse fiel resulta triste, cruel y vergonzoso.

Beso

Cada vez que pienso en ese beso que te di antes de que te marcharas ayer, me viene una punzada en el pecho y no sé si es porque estás, o porque no estás.

Nostalgia de lector

Siento que subrayar los libros es profanarlos, impedir una segunda lectura diáfana e ingenua. Pero, a veces, lee uno cosas tan bellas que inmediatamente se apega a ellas y da una tristeza terrible dejarlas perder entre las páginas sabiendo que luego serán irrecuperables.

Joya

Viendo mi alhajero pensé: Quiero una joya que me adorne el alma, que la embellezca cuando me repudio tanto.

Calorcito

Hoy cocinando miraba la llama y la sartén y pensé qué bien sería tener un fogoncito para el alma, que me derrita cuando estoy tan dura y me hielo e incubo estalactitas que se me entierran y me atraviesan.

Sueño

Durante el día fui olvidando el sueño con el que desperté de madrugada. Sentirlo abandonarme a trozos fue como verme a mí misma marcharme de mí.

Palabras urgentes

Esta urgencia creativa sabe más de mí que yo misma. Sabe, por ejemplo, que no necesito comer ni dormir para estar viva. Mi cuerpo dice que no, pero es que el cuerpo no sabe, el cuerpo ignora que si dejo de escribir, muero.

Música

La música tiene un carácter semántico, comunica significados que a través de las palabras están contaminados, se trastocan o se pierden. El entendimiento entre dos seres a través de tonadas es puro y directo, por eso a veces pienso que amar puede ser resumido en aprender a escuchar la música que le gusta al otro. Bajo esta premisa, los melómanos lo tenemos muy difícil para ser amados, no tanto por nuestro gusto diverso, sino porque en cada ritmo hay infinidad de matices de nosotros mismos. En contraprestación, amamos con facilidad y también con facilidad nos aburrimos y buscamos explorar nuevas melodías.
Amado o amante, el melómano parece tristemente sujeto a la incompletud.

Bang

Puedes quedarte aquí esperando que yo haga eso de acariciarte con las palabras, o a que te mate de la misma manera. Ya sabes qué bien puedo hacer lo primero y créeme, lo segundo lo hago incluso mejor.

Nudo

Voy a poner mis manos sobre tu boca. Voy a dejar que vayas besando uno por uno mis dedos, que los recorras y los huelas. Voy a tocar la piel fina de tus labios con los ojos cerrados, sintiendo la humedad, el filo de los dientes. Antes de besarte, pondré mi oreja contra tu pecho para escuchar las cosas que tiene que decirme y oír tu corazón hablar cada vez más rápido hasta que sus palabras se confundan con las que grita el mío. Y al ritmo de esa música voy a jugar a enredar mi cuerpo en el tuyo, mis brazos con tus pies, mis piernas en tu torso, mi lengua con la tuya. Voy a dejar que dances, y yo también danzaré hasta que encontremos un ritmo que no sea el tuyo, ni el mío, sino el de los dos juntos y acoplados, respirando al unísono. Ahí desaparecerá la palabra ‘voy’, y sólo será posible ‘vamos’.

Numb

Se me duermen las manos. Escribo lentamente y apenas siento los dedos contra las teclas. Bebo sola, pero mi mente está llena de gente. En una misma noche subir a la embriaguez absoluta y luego bajar y encontrarme como una reina. Éste estado se pasará, no volverá a menos que lo alimente. Ahora toca una noche normal, una noche como todas. Quizás ir al cine. Claramente no beber más que esta botella que ya me tiene anestesiada y perdida entre las horas y las estrellas que no forman constelaciones sino grupos indescifrables e incomprensibles.

La Feminidad

La cosa con la feminidad es que no tenemos ni idea qué demonios es lo que es eso. Creemos que se trata de las tetas, la vagina, la menstruación, pero estamos confundidas con la reivindicación de las tallas grandes por los comerciales de televisión de Dove. Las mujeres que salen en esos comerciales, de acuerdo, tienen sus carnes, pero habría delgadas que matarían por tener sus formas. Son sílfides gruesas, de pieles inmaculadas y con una perfecta distribución de las adiposidades. Mujeres dignas de un Boticelli que nos quieren hacer pasar por revolucionarias, pero son simplemente una continuación de la tiranía de la estética que siempre se nos ha impuesto. El asunto es que en nuestra cultura, el cuerpo femenino está para ser visto y tocado por los hombres, como si no tuviera una función por sí mismo sino que requiriera de la valoración masculina para existir. Me hartan las revoluciones ingenuas de las mujeres que compran Dove. Ya quisiera ver al verdadero valiente que se atreviera a poner mujeres con Michelín, estrías y celulitis en los comerciales. Mientras tanto, déjennos de joder, por favor, y déjennos moldear nuestro cuerpo a nuestro antojo, ¡carajo!

Sobre la Espera

Uso palabras como "Espero", "Esperar", "Dilatar", "Postergar", “Demorar”, “Retardar”, “Aplazar” y "Aun". Me paso la vida esperando cosas. Estómago vacío. Alerta. Tristeza. Rabia. Rechinar de dientes. Hombros subidos. Cabeza hacia delante. Ojos bien abiertos. Irritabilidad. Minúscula respiración.
Esperar a que termine ésta charla que apenas comienza. Esperar los resultados de un examen médico. Esperar el tren. Esperar a que suene el reloj despertador. Esperar a que se venza mi tarjeta de residencia para poder renovarla. Esperar por un visado. Esperar una llamada o una carta o un mensaje. Esperar a que amanezca. Esperar a que anochezca. Esperar que el tiempo pase para sanar una herida y poder perdonar. Esperar que a alguien se le pase el enojo. Esperar que me saquen a bailar. Esperar que el agua de la ducha se caliente. Esperar que llegue el invierno. Esperar que la mantequilla se derrita para freír. Esperar que el sueño me visite. Esperar un amigo en un café o en la calle. Esperar que pase la lluvia. Esperar a que comience un concierto. Esperar que el perro haga sus necesidades. Esperar a ser viejo para entender de qué va la vida. Esperar a que te atiendan en el hospital. Esperar. Esperar. Me paso la vida esperando cosas.
Estoy cansada de la espera que me agota, me vampiriza las horas y se apodera de todo lo valioso que produzco en mi mente ahora atestada de telarañas o ratoneras. ¿Qué pasaría si no esperara? ¿Es posible no esperar? Freud o Lacan, ahora no lo puedo recordar pero alguno de los dos, decía que es la espera la que genera que vayamos definiendo nuestra identidad como individuos separados de la madre, como seres en nuestro propio derecho y dominio. Dado que una vez abandonado el plácido paraíso uterino nuestras necesidades no son atendidas de manera inmediata, concluimos que no hay manera de que el pecho, ese amigo y enemigo, sea parte de nuestra misma unidad. Nos separamos y nos individuamos a través de la espera, y también atravesándola, dirían otros psicoanalistas, dualizamos el afuera con objetos buenos que nos aman y nutren, o malos que nos condenan al llanto y la insatisfacción.
Los orígenes de nuestra psique están ligados a la postergación. Somos porque esperamos. Nuestra vivencia con la espera parece mantenerse a lo largo de la vida como un vals entre el placer y el displacer. ¿Entonces? Hace un tiempo tomé la ruta del que desafía los conceptos y pronto comencé a utilizar palabras como "Paciencia, "Soltar", “Calma”, “Aguante”, “Estoicismo”, "Permitir" y "Aceptar". Creí que me llevarían por un rumbo más cercano al deleite, lejos de los objetos malos del mundo extrauterino. Sin embargo, pronto sospeché que estas palabras sostienen escondida la espera en algún lado, como si la hubieran fagocitado y te la presentaran con otra apariencia. Sólo suponen una actitud más relajada frente a ella, pero no la eliminan; la espera está ahí agazapada, disfrazada, maquillada, enmascarada cínicamente.
Busco entonces palabras, escarbo entre en lenguaje materno, que por materno entonces también es pecho malo y pecho bueno, hasta que, creo, he encontrado: "Presencia", "Estar", "Presente", "Segundo", “Habitarse”, "Instante" y "Verdad". Si se puede nombrar, la experiencia de la no-espera es posible y probablemente -aquí está la paradoja- está esperando ser encontrada.

De tortugas catalanas

Cuando yo cumplí nueve años, mis papás me regalaron una tortuga. Era ovalada, de color verde oscuro y la bauticé Casiopea en honor a Momo, el libro de Ende. Cuando le rascabas la parte posterior del caparazón asomaba la cabeza, pero de lo contrario, podía quedarse allí metida por periodos incalculables sin siquiera salir a comer. A veces me preocupaba y me preguntaba si era que no le gustaba la comida. Yo le ponía lechuga, pero ésta es la época en que todavía me pregunto si esa raza come legumbres o se alimenta de bichos. A veces también la ponía en el agua con cariño creyendo que la disfrutaba, pero ciertamente nunca llegué a saber si era de río o de tierra la pobre, así que no estoy segura de si le hacían bien o no mis cuidados.
Una cosa que recuerdo bien es que en vez de forzarla a salir de su escondite cosquilleándola, yo solía esperar pacientemente y de manera desapegada, es decir, en una expectativa liberada y poco tensa, a que ella misma decidiera visitar el mundo exterior. Ésta labor podía tardar días, a veces tantos que incluso solía yo olvidarme de su existencia, y al final su obstinación terminó por matarla de inanición. Ahí entendí que en ocasiones respetar y dejar suceder las cosas es también estar dispuestos a permitir que algo muera.
Hoy, 20 años después y frente a una tortuga catalana me veo repitiendo la historia. En vez de perseguir su paso, permito que nos acerquemos la una a la otra con la lentitud cadenciosa que vayan marcando los eventos, sabiendo que en el camino pueden suceder dos cosas: que algo se me marchite dentro y muera o que, como sospecho que pasó con Casiopea, refugiada en su caparazón, la tortuga pierda la noción de que yo estoy aquí y que la quiero.

Identidad

A Laura le gusta escribir y juguetear con las palabras. Con algunas de ellas por lo menos, poseedoras de tornasoles que revelan al ser alumbradas por las esquinas. Cuando se mete entre las palabras y las explora también está haciendo su propia espeleología interior. Pisa el suelo fangoso del lenguaje que tapiza sus cavernas oscuras repletas de guano y así muta. Muta, muta, muta, muta. Y entonces ya no es más Laura, sino que se transforma en LAURA, laura, lAUrA, AlUrA, LAuRA, LauRa, AruaL, Larua, Alura, Larua, aruLa, UraLA, AAlur, Ralua, ruala, UaLAr, y Laura.
Entre tantas Lauras ya no hay ninguna, o sólo alguna entre todas juntas. Y Laura se siente en una cámara de espejos lingüística en donde cada rebote le devuelve una imagen que aunque es ella misma, también no lo es. Pero queda la esencia, aquello que se refleja, las 5 letras en la palabra que son también la composición cristalina de su alma.

Sobre la no- pingüineidad.

Siempre cuando lo veo, después lloro. Creo que no por mí, ni por la manera en que nuestras vidas son ahora vectores paralelos que ya no se interceptan, sino porque me da tristeza nuestra condición humana que nos hace diferentes de los pingüinos, tan fieles y comprometidos. Nuestra no-pingüineidad, esa tendencia que nos hala hacia la impermanencia, es la responsable de que nos fusionemos en amor pasional sólo para luego seguir el movimiento expansivo de ir perdiendo uno del otro el hilo hasta desconectarnos. Cualquier cosa basta para alimentar esa trayectoria, generando un polvo que se acumula en las esquinas y nos va dejando solos como burbujas que se desprenden del aro. Yo a él le daba una sensación de dicotomía ineludible, de delicadeza y ternura infinitas irrumpidas por estas ganas de sacarme los ojos, de coger mis órganos y tirarlos por doquier. Él a mí me daba la sensación de estar anestesiado a veces y de ver la vida desde el palco. Juntas, su sensación y la mía, aumentaron la tensión superficial del jabón hasta hacernos estallar en un plop repentino, y ahora ya no soy pingüino ni soy burbuja ni soy nada más que un ser condenado a la humanidad desgraciada.

30

No hay nada que festejar. Una vida cansina y arrastrada por ciudades lejanas. Un corazón cobarde, una mente ignorante que no sabe por dónde guiar los pies que deambulan lerdos y perdidos. Cumplir treinta años ya es una cosa tonta e imperdonable, pero lo es aún más si no se ama a alguien, así sea a uno mismo.

Vestido

Hoy me puse mi vestido rojo y me peiné bonita para ir a caminar por la playa. Tomé la bici y bajé en línea recta por Balmes y luego por vía Laietana. El sol sobre mí calentaba poco en estos días de otoño que irrumpen enfriando el viento húmedo de la ciudad. Los zapatos de verano, abiertos y descarados, iban guardando el polvo de las calles en cada semáforo y cada parada. Viéndome reflejada en las vitrinas cómo lucía bella mi vestido y pedaleaba, una soledad se me fue trepando por los pies. Se me fue tupiendo el alma y al final en el camino recogí tanto vacío que ahora, frente al mar azul, mi tristeza es salada, mugrosa y desesperada.