domingo, 16 de octubre de 2011

La Feminidad

La cosa con la feminidad es que no tenemos ni idea qué demonios es lo que es eso. Creemos que se trata de las tetas, la vagina, la menstruación, pero estamos confundidas con la reivindicación de las tallas grandes por los comerciales de televisión de Dove. Las mujeres que salen en esos comerciales, de acuerdo, tienen sus carnes, pero habría delgadas que matarían por tener sus formas. Son sílfides gruesas, de pieles inmaculadas y con una perfecta distribución de las adiposidades. Mujeres dignas de un Boticelli que nos quieren hacer pasar por revolucionarias, pero son simplemente una continuación de la tiranía de la estética que siempre se nos ha impuesto. El asunto es que en nuestra cultura, el cuerpo femenino está para ser visto y tocado por los hombres, como si no tuviera una función por sí mismo sino que requiriera de la valoración masculina para existir. Me hartan las revoluciones ingenuas de las mujeres que compran Dove. Ya quisiera ver al verdadero valiente que se atreviera a poner mujeres con Michelín, estrías y celulitis en los comerciales. Mientras tanto, déjennos de joder, por favor, y déjennos moldear nuestro cuerpo a nuestro antojo, ¡carajo!

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