viernes, 13 de enero de 2012

Descongelamiento

Todo el mundo sabe cómo va eso de comenzar a descongelarse poco a poco después de un periodo de hielo. Se va perdiendo ese paisaje interior ártico, azulado, glacial, y el verdor aparece moderado pero aguerrido. Es un momento sublime pero el problema siempre será, para mí, lo de los osos polares. Durante el congelamiento me encariño con ellos, sus rugidos, su pelaje pesado y rastudo color mantequilla. ¡Son adorables!. Me desconsuela que tengan que morir indigestados con las fresas que crecen por ahí silvestres sin que yo lo quiera. Es triste, pero es lo que toca para que dentro mío sea de nuevo primavera. Me siento mejor sabiendo que sobre los cadáveres dejados por el deshielo nacerán hongos de colores y flores pequeñas, amarillas y rosas, que desprenderán olor a fresas.

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