lunes, 24 de junio de 2013

Pequeña bailarina

Tras el fuego, salió a bailar, desnuda pero cubierta, seductora y torpe. Desde el rincón la miraban los ojos del fénix que por desconocer su naturaleza de ser en renovación, se creían muertos. Si se miraba en ellos, se veía la vida en forma de una pequeña bailarina rodeada del júbilo, la envidia, la tristeza, el desamparo, la frustración, la culpa, el cansancio, la admiración y el deseo que habitaban las pupilas. Todo era pura vida, aunque la bailarina bailara como en un cementerio. Todas las aparentes cenizas eran de resurrección y toda la danza era para a la vida, la nueva y la antigua, la reconocida y la que no.

1 comentario:

  1. Me gusta la chispa que salta de esa vela en medio de la noche. Pequena bailarina con las palmas de la mano entre las piernas, baila bajo la luz de la luna, cortinas de humo translucidas casi blancas enredan tu cuerpo inmortal. Escucha, escucha los tambores
    del ritmo acompasado de la Mar
    del ritmo acompasado del Amar.

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