jueves, 23 de febrero de 2012
Xiuhcóatl, Quetzalcóatl, Coatlicue
Bailaron en círculo y su danza levantó a la serpiente de fuego, deslizándose desde el suelo ardiente. Cantaron para el Dios, hipnotizados y asustados, impulsando la rueda con sus gargantas vigorosas y quebradas. Cara a cara con el reptil ígneo divino, lo vio acercarse a sí y abrió el pecho para que el veneno de su mordida la penetrara. Fue purificada y bendecida por la flama; podría ahora caminar también en la otra realidad, en el otro mundo, en la otra vida.
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