viernes, 23 de marzo de 2012

Ceguera

A veces creo que necesito esa luz que emanaba de sus ojos, o la manera que tenía de posarse sobre los objetos de mi vida dándoles una iluminación diferente, un brillo entrañable que no tenían. ¿Por qué creo necesitar unos ojos medio ciegos, unos ojos cerrados que no pueden verme? No podían ver siquiera el camino por donde pisaban, esos ojos, iban a tientas, estaban perdidos, tanto que quise convertirme en lazarillo. Muchas veces enfocados en mi dirección, esos ojos buscaban otros tiempos, sabores de otros ámbitos; cubiertos con vendas tejidas de pasado, los ojos. Pero había luz incluso en esa lejanía, en ese tocarme sin manos, ese estar de cuerpo vacío, pues también quise su estar distante, su estar conmigo no estando. Y quise cada destello y quise sus ojos redondos y aquí en lo oscuro de mi propia ceguera, los echo en falta y aun los quiero.

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