viernes, 16 de marzo de 2012

Fantasma

Fui a comprar algo para comer de rapidez y me encontré con A. Él salía, yo entraba. Estaba gordo, feo, parecía una vasija de cobre sin lustrar. Ambos quisimos pretender que no nos habíamos visto pero habría sido muy obvio, así que decidí encararlo y dije Hola. Nos sentamos a charlar un rato mientras me acompañaba a beber un zumo de limón. Me contó cosas de su vida, todas superficiales, yo también hice lo propio. Fue evidente que yo he crecido, he madurado, y él también, pero en direcciones diferentes y yo mucho, mucho más. Me coqueteó sosamente, como sin ganas, y quiso tocarme la nariz para saber si aún se arrugaba, o si yo respondía con una sonrisa tontita e invitadora; no lo dejé. Me pidió el teléfono, no se lo dí. Un amigo mío pasó por ahí y me saludó. A se fue a comprar el pan para la cena de su hijo y cuando regresó me dio uno. Le dije Gracias, él dijo Adiós, yo dije Chau. No lo vi marcharse, me entretuve charlando con mi amigo y comiéndome el pan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario