lunes, 6 de agosto de 2012

Leer las nubes

Conocí a un hombre que alguna vez supo, pero ahora ha olvidado, leer las nubes. Esa es una rara habilidad, al menos en estos tiempos, y me dio pena por las nubes tan llenitas de mensajes que ya nadie conocerá, pasando así desapercibidas. Le animé entonces a que reprendiera y le mostré mis pies llenos de lluvia, mi mano izquierda y mi cadera. Para sorpresa mutua el hombre supo descifrar sin dificultad los secretos ocultos en cada una de mis nubes.
Así se recupera una capacidad ancestral: trayendo el reino de las nubes al cuerpo.

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