viernes, 21 de septiembre de 2012

Oda pseudo-fanática cuneiforme

Este amor, loco amor que le tengo a la escritura, me hace partícipe de las más curiosas cruzadas ideológico-político-religiosas como abanderada del slogan "escribir te salva". ¿De qué te salva? replicará poseído por las ingenuas o doctas dudas el neófito o el nihilista. Y yo le contestaré que como mínimo es el antídoto y la vacuna para dos grandes males, entre muchos y menores miles: el olvido de sí y la ignorancia de sí. Y luego danzaré y cantaré alabanzas a los sumerios y los antiguos egipcios que nos heredaron sus elementales figuritas para que las convirtiéramos en alfabeto y en rúbrica. ¡Qué vivan las letras! Hip-hip urra y amén, compañeros apasionados de los rastros taquigráficos de nuestra conciencia.

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