domingo, 16 de septiembre de 2012

Ojos

Verse. Cara a cara ver y dejarse ver. O esconderse, los ojos igualmente abiertos, impidiendo que la mirada penetre, que realmente llegue a conocer. Estar entre gente que uno no sabía que existía y mirarse directamente a los ojos, sonreírse, realmente querer poder descorrer el velo que oculta la presencia auténtica. Poder, por un segundo siquiera, contemplar al otro, advertir su misterio y sentir sutilmente que es un avatar, hecho de una materia inalienable e indivisible. Y en ese momento mostrarse de cuerpo entero, de ojos enteros, de brillo entero, de plena luz. No darse a la horrible pantomima que eclipsa y turba. Perder el miedo a ver, a verse, y dejarse ver. En el contacto con otros ojos, perder el miedo a ser.

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